José Francisco de San Martín falleció el 17 de agosto de 1850.

Su figura representa para nuestra patria, aparte de otros valores, la enorme valentía militar y política, el profundo compromiso patriótico, el amor por la libertad, la dignidad y la independencia de américa.

Le tocó defender sus ideales en tiempos muy difíciles. Una de sus mayores preocupaciones era comprender que nuestros problemas internos, nuestra guerra civil seguramente llevaría a la derrota la lucha iniciada en aquel glorioso mayo de 1810.

Como ejemplo reproducimos aquí parte de una carta que en marzo de 1819 envió al entonces caudillo de Santa Fé, Estanislao López:
"Paisano y muy señor mío: el que escribe a usted no tiene más interés que la felicidad de la Patria. Unámonos paisano mío, para batir a los maturrangos que nos amenazan; divididos seremos esclavos, unidos estoy seguro que los batiremos. Hagamos un esfuerzo de patriotismo, depongamos resentimientos particulares y concluyamos nuestra obra con honor. La sangre americana que se vierte es muy preciosa, y debería emplearse contra los enemigos que quieren subyugarnos. Unámonos, repito, paisano mío. El verdadero patriotismo en mi opinión consiste en hacer sacrificios; hagámoslo, y la Patria sin duda alguna será libre, de lo contrario seremos amarrados al carro de la esclavitud”. “Mi sable jamás saldrá de la vaina por opiniones políticas”.

En nuestra nación se lo reconoce como el “padre de la Patria” y el “Libertador” y se lo valora como el principal héroe y prócer del panteón nacional.

Su invaluable personalidad fue decisiva para las independencias de la Argentina, Chile y Perú.

Hoy honramos con profundo orgullo argentino su memoria.