El voto obligatorio femenino cumple 69 años.
Desde el momento de ganar las elecciones presidenciales que consagraron como Presidente de la Nación a Juan Domingo Perón, Evita, (su esposa y Primera Dama de la Nación) a los 26 años de edad, en un acto organizado para agradecer a las mujeres argentinas su apoyo a la candidatura de Perón exigió la igualdad de derechos para hombres y mujeres, en especial el derecho al sufragio femenino:
Transcribimos parte de su discurso pronunciado el 27 de Febrero de 1946:
La mujer argentina ha superado el período de las tutorías civiles. La mujer debe afirmar su acción, la mujer debe votar. La mujer, resorte moral de su hogar, debe ocupar el sitio en el complejo engranaje social del pueblo. Lo pide una necesidad nueva de organizarse en grupos más extendidos y remozados. Lo exige, en suma, la transformación del concepto de mujer, que ha ido aumentando sacrificadamente el número de sus deberes sin pedir el mínimo de sus derechos
Ella fue la voz poderosa que representó con su juventud y su pasión a muchas luchadoras feministas como Julieta Lanteri, Elvira Dellepiane de Rawson, Cecilia Grierson, Alicia Moreau de Justo, Silvina Ocampo, la poetisa Alfonsina Storni y muchas personas más, que desde los comienzos del siglo XX lucharon por la sanción de esta ley.
El 23 de Septiembre de 1947 el entonces Presidente Juan Domingo Perón revalidó la Ley 13.010 sancionada días antes por el Congreso Nacional, estableciendo así la igualdad de derechos políticos entre hombres y mujeres y el sufragio universal en la Argentina.
Nuevamente reproducimos aquí el discurso de Eva Perón promulgando la ley del sufragio femenino en nuestro país:
Mujeres de mi Patria, recibo en este instante, de manos del Gobierno de la Nación, la ley que consagra nuestros derechos cívicos. Y la recibo ante vosotras, con la certeza de que lo hago en nombre y representación de todas las mujeres argentinas, sintiendo jubilosamente que me tiemblan las manos al contacto del laurel que proclama la victoria. Aquí está, hermanas mías, resumida en la letra apretada de pocos artículos, una historia larga de luchas tropiezos y esperanzas. Por eso hay en ella crispaciones de indignación, sombras de ocasos amenazadores, pero también alegre despertar de auroras triunfales. Y esto último que traduce la victoria de la mujer sobre las incomprensiones, las negaciones y los intereses creados de las castas repudiadas por nuestro despertar nacional. Y un líder que el destino moldeó para enfrentar victoriosamente los problemas de la época, el General Perón. Con él y con el voto contribuiremos a la perfección de la democracia Argentina, mis queridas compañeras.
Eva Perón