El bombardeo de la Plaza de Mayo, suceso doloroso y condenable del cual hoy recordamos su 65° aniversario, es a la distancia un tiempo de horror que no debemos olvidar.
El objetivo era matar al presidente Juan Domingo Perón que transitaba su segundo mandato y continuaba con sus políticas de inclusión social e industrialización, relegando la hegemonía de los sectores tradicionales de la economía como el campo.
El malestar se hacía sentir desde la reforma de la Constitución para un segundo periodo consecutivo de Perón.
Un complot de las fuerzas militares se urdía desde un tiempo atrás: capitanes, contraalmirantes y algún general, hombres de negocios y políticos de la oposición, planeaban asesinar al presidente y tomar el poder a sangre y fuego.
Agitados por la Marina, el Ejército y la Fuerza Aérea se sumaron. Con infiltrados en los comandos medios accedieron a la agenda oficial y fijaron el día 16 de junio para el golpe.
Los servicios de inteligencia del estado, alertados sobre la conspiración, habían reforzado la seguridad de Perón que discretamente y sin pánico siguió con sus compromisos oficiales de esa jornada. A media mañana de ese día fatal, Perón se encontraba en el Ministerio de Guerra. En un momento aviones comenzaron a bombardear la casa de gobierno y también la Plaza de Mayo donde transitaban civiles. Las alertas se dispararon, fuerzas de seguridad y médicas se hicieron presentes para atender a los heridos mientras un sinfín de trabajadores se movilizaba, convocados por la CGT, en apoyo al líder.
Una nueva sucesión de cazabombarderos volvió a abrir fuego dejando como saldo 355 muertos, más de 600 heridos y muchos cuerpos que no pudieron ser reconocidos por la magnitud de las heridas.
Los cabecillas del ataque fueron identificados y puestos a disposición de la justicia por insurrección y conspiración.
Este ataque contra la población civil y contra un gobierno elegido por el pueblo fue un atentado a la democracia y al estado de derecho para condenar rebeliones mesiánicas que tanto mal ha provocado a nuestra patria.