Desde 1941 se celebra en nuestro país el 2 de septiembre como el Día de la Industria. Es así en homenaje a la primera exportación realizada el 2 de Septiembre de 1587 desde el fondeadero del Riachuelo, que en esa época hacía las veces de puerto de Buenos Aires.
Ese día memorable zarpó de nuestras costas la carabela llamada San Antonio, rumbo a Brasil, llevando a bordo el primer embarque para exportación de nuestra historia, que dio nacimiento también a la Aduana y constaba fundamentalmente de productos textiles: frazadas; lienzos, lana; cordobanes; costales; sobrecamas; sombreros. Eran productos y manufacturas provenientes de Tucumán, que habían sido elaboradas en Santiago del Estero. Posteriormente se confirmó que, además del cargamento legal se exportaron, de manera ilegal, varios kilos de Plata del Potosí, prohibidos para su exportación por la real Cédula.
Considerando que no había pasado un siglo de la llegada de europeos a nuestras tierras, (en esa época la actual Argentina estaba bajo la jurisdicción del Virreynato del Perú) la economía de nuestros primeros compatriotas, “argentinos” por adopción, era básicamente artesanal y se sostenía por la auto-suficiencia económica regional. Las regiones estaban separadas entre sí por grandes distancias. No había infraestructura para superar ese inconveniente, faltaban caminos, rutas marítimas o fluviales, y el transporte terrestre estaba sometido a grandes dificultades, demoras y peligros.
A pesar de todo eso, aquellos primeros pobladores tuvieron la visión, la pujanza, el coraje y la voluntad necesarios para, superada la etapa inicial de subsistencia, generar una producción que excediera su propio consumo y el de su mercado interno, para lograr la exportación de sus manufacturas.
Por lo tanto, podemos decir que en esta fecha se honra al trabajo del hombre. A su lucha por prosperar. A su derecho a una vida mejor.
Hoy, tanto tiempo después los argentinos debemos continuar con esa lucha, se debe pugnar para que la Industria Nacional siga generando trabajo, justicia y seguridad. Apoyar principalmente a la gran cantidad de pequeñas y medianas empresas que son, como aquellos luchadores de los comienzos de nuestra historia, creadoras de mano de obra y puestos de trabajo para los trabajadores de nuestro país.