José Francisco de San Martín falleció el 17 de agosto de 1850.
Fue una figura providencial no solo en nuestra tierra, es uno de los patriotas más laureados en la historia de Iberoamérica.
Tenía el talento del militar “completo”, tanto estratégica como tácticamente. Gracias a su gran capacidad y liderazgo sus tropas salieron victoriosas de numerosas batallas. Fue uno de los grandes libertadores de los pueblos latinoamericanos de toda imposición gubernamental extranjera.
José de San Martín tuvo gran influencia, autoridad y destacado protagonismo en la independencia de Argentina, proclamada en el Congreso de Tucumán de 1816, en la de Chile, proclamada el 12 de febrero de 1818 al año exacto de la Batalla de Chacabuco y en la de Perú (el sábado 28 de julio de 1821, en una ceremonia pública muy solemne, el generalísimo José de San Martín, enunció la célebre proclamación de la Independencia del Perú).
Es así que, dependiendo de cada país, se le reconoce como “Padre de la Patria y Libertador” en Argentina, “Capitán General” en Chile y el “Fundador de la República” en Perú.
En nuestro país lo recordamos con orgullo no solo por su enorme valentía militar y política, sino también por sus valores y su actitud frente a la dolorosa situación en la que en aquellos tiempos tan difíciles nos habían colocado nuestros problemas internos, con una guerra civil que amenazaba con llevar a la derrota la lucha iniciada el 25 de mayo de 1810.
A ese respecto reproducimos unas frases escritas por él en una carta que en marzo de 1819 envió al entonces caudillo de Santa Fé, Estanislao López:
“(…) Hagamos un esfuerzo de patriotismo, depongamos resentimientos particulares y concluyamos nuestra obra con honor. La sangre americana que se vierte es muy preciosa, y debería emplearse contra los enemigos que quieren subyugarnos.” (…) “Mi sable jamás saldrá de la vaina por opiniones políticas”.
Hoy los metalúrgicos, que sabemos de lucha, honramos su memoria con profundo orgullo argentino.