Para José Ignacio Rucci, sus primeros pasos como trabajador y luego como dirigente metalúrgico le habían permitido conocer las bases trabajadoras y comprender, desde el inicio del fenómeno justicialista, el poder de transformación que ellas encaraban.
Después del golpe militar de 1955, se embanderó en la lucha de los derechos de sus compañeros y supo que sólo el Movimiento Obrero Organizado era capaz de sostener la doctrina peronista. Al frente de la Unión Obrera Metalúrgica, se enfrentó a los poderosos que veían en el pueblo trabajador una variable de ajuste para superar las constantes malas decisiones a niveles económico y político. Su elección como Secretario General de la CGT le dio la potestad de seguir esas premisas como norte ya que, sin variar, sucesivos gobiernos electos y dictatoriales arremetían pero Rucci nunca abandonó la lucha ni la fidelidad a él ni hacia el General, convirtiéndola es bandera para su vuelta. La incesante labor tuvo sus frutos en el triunfo de la fórmula Perón-Perón y en la alegría consumada que puedo darle a los argentinos como un último gesto de lealtad absoluta. En la jornada del 25 de septiembre de 1973, fue cobardemente asesinado pero su legado de hombre íntegro perdura y es bandera de orgullo y memoria para todos los metalúrgicos.
Queremos agradecer el habernos acompañado el Día de la Niñez y les compartimos lo mejor de ese día: nuestros afiliados más pequeños siendo felices con sus regalos. Gracias Familia UOM San Martín
Se conmemora el Día el de la Industria recordando lo que fue la primera exportación a finales del siglo XVIII. En el marco de una economía de tipo mercantil, la región central del flamante Virreinato del Río de la Plata, había desarrollado una sostenida industria artesanal de hilados que permitió, producto de un excedente, la comercialización de los productos fuera de los límites políticos de entonces.
Fue en 1857 que un buque cargado con prendas de abrigo y sacos de harina que tendrían por destino localidades del Brasil colonial. Si bien el territorio de las actuales Santiago del Estero y Tucumán eran prósperas en la producción de lanares, la geografía no ayudaba para transportar sus derivados en cantidad con facilidad. Por esto, se debió poner en marcha una gran logística que fue comandada por el obispo Fray Francisco de Vitoria, quien había sido autorizado a navegar aguas coloniales por sus estrechas relaciones con hombres de negocio de época.
De Vitoria supervisó todo el cargamento para que el encargo llegara a buen puerto y el 2 de septiembre de 1587, la carabela San Antonio partió con rumbo al norte para completar el primer envió fuera de tierras argentas. Lo desagradable fue que al llegar las mercancías a destino, entre los sacos de harina se habían “infiltrado” barras de plata que eran de origen potosino y que estaba prohibido comercializar sin la anuncia de las autoridades españolas. La acción fue denunciada, posteriormente, por el gobernador Ramírez de Velazco que comandaba los destinos de la actual Tucumán.
A pesar de este hecho fundacional, el intercambio sostenido se dio muchos siglos más tarde pero se reconoce en este primer cargamento el germen de la industria argentina y es por ello que desde 1941 se celebra su día reivindicando a la producción y al trabajo como la base para el desarrollo de nuestra patria. Como metalúrgicos levantamos las banderas de la industria, del trabajo junto al capital, y nos sumamos a la celebración.
En la memoria metalúrgica de luchas, conquistas y pérdidas, la del compañero Felipe Vallese es una de las más caras al sentimiento de los obreros que construyeron nuestro movimiento. La vida de este joven trabajador de la industria que fue testigo del gran fenómeno peronista, es la de los idealistas que pusieron sus brazos y su corazón para las conquistas sociales.
Había nacido en los albores de los ´40 y sus primeros años los pasó en la zona norte del Gran Buenos donde las fábricas y las industrias crecían a un ritmo sostenido dando impulso a los barrios de obreros. Su adolescencia fue atravesada por el Bombardeo a Plaza en el año 1955 y la defensa del Movimiento Justicialista se constituyó en su bandera.
Su ingreso como operario en TEA le permitió ejercer el derecho sindical y ser electo para representar a sus compañeros convirtiéndose en un referente de nuestra UOM y de la JP.
Por hechos que nunca llegaron a esclarecerse, fue detenido clandestinamente y acusado de un crimen que sólo el sinsentido y la persecución política podían sostener. Sin derecho a la legítima defensa, fue torturado y su cuerpo desaparecido. Las autoridades negaron cualquier relación con su desaparición forzada y hasta la fecha nadie ha pagado por este infame crimen. Era 23 de agosto de 1962 y Felipe Vallese, que tenía 22 años tan solo, había sido víctima del abuso de las fuerzas de seguridad. Recordamos hoy a nuestro compañero Felipe Vallese, quien fuera un militante de la vida y de los trabajadores para mantener vivos sus ideales.