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Día del Veterano y de los Caídos en la guerra de Malvinas

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En un nuevo aniversario del desembarco argentino en las Islas Malvinas, la distancia histórica permite adentrarse mucho más es sus causas y en la necesidad de honrar a sus héroes en tierra austral.

Los antecedentes más inmediatos dan cuenta de una dictadura que ya no sabía cómo sostener su legitimidad y la oportunidad que tuvo el gobierno de facto fue un incómodo suceso ocurrido entre el 18 y 19 de marzo de 1982 en las Islas Georgias del Sud: el "ARA Bahía Buen Suceso", buque perteneciente a la Armada Argentina, que con personal civil a bordo atracó en el puerto Leith de la Isla San Pedro. Para poder salir del territorio insular, y trasladar la estructura remanente, la embarcación serviría de flete hasta el continente. Hasta acá, todo parecía darse con total normalidad para las autoridades locales pero un hecho desató las alarmas: sobre una estructura de carpintería, los argentinos izaron una bandera celeste y blanca. Los británicos expulsaron a los forasteros y todo se dio por concluido.

Las notificaciones fueron y vinieron, los civiles quedaron varados por un tiempo en la isla, el buque partió pero algo de todo lo sucedido empezó a verse como una inusual oportunidad para la Junta Militar. Como una estrategia de aglutinar las disidencias frente a un enemigo común, se comenzó a trazar un teatro de operaciones con la finalidad de recuperar el territorio austral, en sus inicios conquistado por compatriotas, que incluía Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur.

Mientras, la población civil que desconocía esos movimientos seguía pidiendo por más libertad. La necesidad de una vida en democracia hizo que las bases se movilizaran. El 30 de marzo de 1982, distintas fuerzas sociales se hicieron presentes en Plaza de Mayo para acercar al gobierno inconstitucional un petitorio. Los sindicatos con representantes de las ramas industriales como metalúrgicos, textiles y automotrices entre otros, trabajadores del estado, cuentapropistas, profesionales, dueños de pequeñas empresas, todos reclamaron e hicieron visible un descontento general que trascendía a los miles de manifestantes. El cierre fue una tremenda represión, más de 3000 detenidos, y mucho más control militar en las calles.

Era un hecho que la dictadura tambaleaba pero la invasión a Malvinas en las primeras horas del 2 de abril, horas después de la agonía del régimen, licuó todo lo alcanzado y fundió todo el descontento en un enemigo extranjero: Gran Bretaña. Mientras la guerra la alimentó, la dictadura pudo seguir respirando pero la rendición el 14 de junio en Puerto Argentino terminó por herirla de muerte.

Somos deudores de Malvinas en muchos aspectos pero le debemos el desnudar un régimen que, caído por su propio peso, se vio acorralado y pactó, primero, la rendición ante los ingleses y, después, su retiro definitivo, un llamado a elecciones libres y un despertar de una de las noches más oscuras que hayamos podido vivir como cuerpo social.

A 38 años de la Guerra de Malvinas, honramos a nuestros héroes y veteranos.

Nacimiento Lorenzo Miguel

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Hoy se cumple un nuevo aniversario del nacimiento de nuestro líder Lorenzo Miguel. Hace 93 años, llegaba al mundo en el barrio porteño de Villa Lugano, sus padres arribaron al país con la primera generación de inmigrantes de Galicia. Desde pequeño debió colaborar con su sustento debido a la muerte prematura de su papá y eso templó su carácter y su mirada para con los trabajadores.

El desarrollo sostenido de la rama industrial en la sustitución de importaciones, producto del conflicto bélico que se avecinaba en Europa, lo llevó a sumarse como peón en la empresa CAMEA con apenas 18 años. Corría 1945, cuando el 17 de octubre marchó junto a sus compañeros y el movimiento obrero todo, para terminar abrazando al peronismo para siempre.

Es electo como delegado en 1951 y, al poco tiempo fue convocado como colaborador de la Seccional Capital hasta llegar a ser miembro de la Comisión Directiva Nacional.

El derrocamiento del presidente Perón en 1955 lo encontró enrolado en la Resistencia Peronista, decidido a recuperar la democracia y los derechos de los trabajadores. Su lealtad a la dignidad que daba el peronismo lo llevaría a participar de la gran huelga metalúrgica sin haber cumplido sus treinta. La medida de fuerza fue un paro por tiempo indeterminado de la rama ante el avance de la intervención del sindicato y la supresión de derechos laborales y, por primera vez, vive en carne propia la injusticia: es despedido y perseguido por su activismo.

Aún con la proscripción del peronismo, la democracia se instala en 1958 pero las libertades sindicales seguían estando en deuda y para 1959, la CGT convoca a una Huelga General que el compañero Miguel alienta y convoca desde las bases de la UOM. Las consecuencias por su activa participación no tardan en alcanzarlo pues el Ejecutivo decide detenerlo y enviarlo a un penal en la provincia de La Pampa y, también, privarlo de la libertad en el buque prisión Bahía Thetis con amarre en el Río de la Plata.

Ya maduro, a sus 42 años, el 20 de marzo de 1970 es electo Secretario General de nuestra casa, sucediendo al compañero Augusto Timoteo Vandor, su mentor.

Como una película sin fin, los responsables del Golpe Militar de 1976 lo volvieron a perseguir y encarcelar por defender la democracia y las instituciones que hacen a la paz y el desarrollo ante los militares que se apropiaron del poder ilegítimamente.
Nunca dejó de combatir las dictaduras y los atropellos contra los trabajadores y así promovió, desde Las 62 Organizaciones, que representantes de aquellos llegaran al congreso. Fueron más de treinta años los que el compañero Lorenzo Miguel defendió la dignidad de la familia metalúrgica, nunca buscando un cargo político para alejarse de su esencia.

Lo recordamos y honramos siguiendo sus lineamientos cada día y haciendo de su vida nuestro ejemplo.

Nacimiento de nuestro compañero José Ignacio Rucci.

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Transcurrieron  96 años desde el nacimiento del compañero José Ignacio Rucci ocurrido el 15 de marzo de 1924.

Muchacho humilde y sencillo, trabajó como lavacopas en una confitería del barrio de Flores (donde sería fatalmente asesinado quince años después) y deambuló dos años por diversos empleos. El 17 de octubre de 1945 marcó su vida y su futuro, fue uno más perdido entre la multitud que marchó a la Plaza de Mayo y quedó conmovido por Perón.

En 1946 comenzó su  actividad sindical en la importante fábrica siderúrgica Somisa (Sociedad Mixta Siderurgia Argentina, actual Ternium), de San Nicolás de los Arroyos-Ramallo.

Cuando en el año 1955  la tremenda dictadura militar autodenominada Revolución Libertadora derrocó al gobierno de Juan Domingo Perón, en una de las etapas más oscuras en la historia de nuestro país, pasó a ser miembro activo de la Resistencia Peronista.

En el año 1960 el compañero Rucci ocupó el cargo de secretario de Prensa de nuestra Unión Obrera Metalúrgica dirigida entonces por el compañero Augusto Timoteo Vandor, y en 1964 fue designado interventor en la seccional San Nicolás, donde luego fue secretario general.

En el año 1970 Rucci fue elegido Secretario General de la CGT. El día 6 de julio de 1972 se reunió en Buenos Aires el Congreso general del trabajo y el consejo directivo para elegir las nuevas autoridades, para el periodo 1972-1974. José Rucci fue electo por otro periodo y seguidamente pronunció un discurso en el que expresa su más profundo sentir peronista:
“…Lo más importante que ha arrojado este congreso nacional de la Confederación General del Trabajo es la más absoluta preafirmación de unidad, solidaridad y organización. (…)

Hoy el movimiento obrero está perfectamente esclarecido y sabe que el camino de la reivindicación de la patria tiene un solo nombre y tiene una sola causa (…) y esa causa es la causa del pueblo, es el resultado de una causa mal entendida y prostituida desde hace 17 años, es la causa de la marginación del pueblo en las grandes decisiones que espera este país y frente a esta alternativa histórica el movimiento obrero argentino no puede seguir tirando trompadas al aire pretendiendo combatir los efectos cuando el gran mal se da en la causa y esa causa es política hacia nuestro país, hacia nuestro movimiento y de ahí en más la clase trabajadora tiene que ser categórica y definitoria en sus apreciaciones. La central obrera mancomunada con el pueblo solo reclama la legitimidad del poder.

Es por eso que el movimiento obrero argentino sindicalmente organizado quizás lo único que este organizado en nuestro país, reclama y reclamará permanentemente que se anule esa causa que nos ha prostituido y se abra la puerta para que por el camino ancho de la liberación entre ese pueblo (…)  y con el gobierno en sus manos plasme la legítima revolución que anhelamos todos los argentinos. Y en esta síntesis ningún dirigente, ningún trabajador que realmente quiera a su patria podrá escapar a esa tremenda responsabilidad y esa responsabilidad será en primer término hacer de la unidad del movimiento obrero un símbolo y ofrecer esa unidad al país con un aporte de los trabajadores y entender definitivamente en función de lo que somos, en función de lo que hemos abrazado desde lo más profundo de nuestros corazones, que es el movimiento Peronista, solamente existe en el ejercicio de la conducción de este grandioso movimiento, que es del pueblo y para el pueblo, la figura del General Juan Dominigo Peron.(…)”.

Gracias a compañeros que lucharon tan apasionadamente como Rucci el 17 de noviembre de 1972, 17 años posteriores a su derrocamiento, el ex-presidente Juan Domingo Perón volvió a su patria tras casi dos décadas de proscripción y exilio.

El 12 de octubre de 1973 el creador de nuestro movimiento,  Juan Domingo Perón asumió por tercera vez la Presidencia de la Nación. Solo 44 días más tarde, a las 12:15 del 25 de septiembre, el compañero Rucci fue brutalmente asesinado.

«Quiero mucho a la vida. No creo que exista alguien a quien no le preocupe la muerte. Pero uno es consciente de responsabilidades y sabe que esas responsabilidades le pueden deparar la muerte». José Ignacio Rucci, 1972.

Los metalúrgicos honramos su memoria, por su enorme ejemplo de lucha y profunda lealtad, y en su nombre agradecemos la entrega de tantos compañeros peronistas que lo dieron todo por las causa más sentida y más vigente de nuestro pueblo trabajador.

23 de febrero de 1946, Perón ganó las elecciones presidenciales por primera vez.

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El 24 de febrero de 1946 el entonces coronel Juan Domingo Perón ganó las elecciones presidenciales por primera vez. Se cumplen hoy 73 años.

Con prácticamente toda la prensa en su contra, Perón ganó la presidencia de la Nación de manera aplastante. Durante la campaña electoral, los grandes diarios nacionales, así como las radios, prácticamente no otorgaron espacio a las actividades del frente peronista. Apenas se mencionaba a las concentraciones de gente seguramente esperanzada con la figura de Perón, pese a que eran multitudinarias. Si alguna vez mencionaban a esta fuerza naciente era para señalar algo negativo y las palabras Perón y «peronismo» eran prolijamente evitadas.

Al iniciar la campaña electoral en 1945, conociendo esta situación, dicen que Perón habría dicho “Pónganme a mí en la punta de un palo y úsenme como afiche”.

La ceguera auto impuesta por los medios de información, que en realidad «desinformaban», se produjo pese a que el 17 de Octubre de 1945 había quedado demostrada la capacidad de liderazgo que destacaba a Perón. Como consecuencia de esa movilización se pudieron realizar las elecciones de 1946 y la llegada de este gran líder al poder. Sin dudas podemos afirmar que debido a lo ocurrido ese día “de la lealtad” el pueblo trabajador argentino garantizó el retorno a la institucionalidad democrática a la Argentina.

Hoy, los metalúrgicos, así como todo el pueblo peronista le seguimos siendo fiel como en aquel momento histórico, en que, este líder incomparable, fue electo Presidente Constitucional en la primera de sus tres elecciones presidenciales democráticamente ganadas.