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17 de Octubre, Día de la Lealtad : ‘Por aquí pasó el pueblo’

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Este es un día muy especial para el movimiento obrero argentino.

En el período comprendido a partir de Junio 1943 la alianza entre sindicalistas y militares logra que el gobierno militar en el poder designara a Juan Domingo Perón como Director del Departamento de Trabajo, un cargo aparentemente sin valor alguno. Un mes después, consiguen elevar la jerarquía del organismo a Secretaría de Estado. Desde la Secretaría de Trabajo y con el apoyo de los sindicatos, Perón desarrolló gran parte del programa sindical histórico: se crearon los tribunales de trabajo; se sancionó el Decreto 33.302/43 extendiendo la indemnización por despido de los empleados de comercio a todos los trabajadores; más de dos millones de personas fueron beneficiados con la jubilación; se sancionó el Estatuto del Peón de Campo y el Estatuto del Periodista; se crea el Hospital Policlínico para trabajadores ferroviarios; se prohíben las agencias privadas de colocaciones; se crean las escuelas técnicas dirigidas a obreros; en 1944 se firmaron 123 convenios colectivos que alcanzaban a más de 1 400 000 obreros y empleados y en 1945 otros 347 para 2.186.868 trabajadores. Adicionalmente Perón logra derogar el decreto-ley que reglamentaba los sindicatos sancionado en los primeros días del gobierno militar.

En ese marco los sindicatos comenzaron un período de gran crecimiento, y lo que fue aún más decisivo, comenzaron a afiliar masivamente a los trabajadores, los que estaban migrando masivamente a la ciudad desde el interior del país, los llamados "morochos", "grasas" y "cabecitas negras" por las clases medias y altas, y los propios trabajadores "viejos" descendientes de la inmigración europea.

En octubre de 1945 Juan Domingo Perón había cumplido 50 años y había llegado a posiciones de importancia en el gobierno militar surgido del golpe producido el 4 de junio de 1943. En aquel momento, Edelmiro Farrell era presidente de la República (el tercero en dos años, después de Rawson y Ramírez) y la creciente influencia de Perón lo había llevado a ocupar simultáneamente tres cargos: como vicepresidente de la Argentina, como subsecretario en el Ministerio de Guerra y como titular del Ministerio de Trabajo y Previsión, donde había manifestado un abierto acercamiento hacia la clase trabajadora.

De esos puestos se lo quiso desalojar con un golpe de fuerza atribuido por los historiadores a la Marina y a Campo de Mayo, representados por el contraalmirante Vernengo Lima y el general Avalos. En octubre de 1945 la caída de Perón parecía un hecho consumado cuando se consiguió recluirlo en la isla de Martín García. Pero de inmediato fue sacado de allí: primero al Hospital Militar y después a la misma Casa Rosada. Ese rescate, conseguido por un movimiento de obreros provenientes de Avellaneda, fue un acto masivo del que hay pocos similares en la historia nacional.

Sobre ese acontecimiento del 17 de octubre de 1945 informa el texto siguiente, con una fracción de testimonio inédito de la militante y escritora Blanca Luz Brum:

“Así las cosas, llegó el 17 de octubre. Manteníamos una clave para comunicarnos entre los departamentos; por ejemplo, llamábamos 4 veces y decíamos luego ‘Aquí el Museo de Bellas Artes’. A mí me asignaron la misión de integrar un comando que vigilaba el movimiento de barcos desde y hacia la isla Martín García. Teníamos también algunos compañeros marinos, al fin hijos del pueblo, que estaban en naves surtas en las proximidades de la costa y nos transmitían las novedades. Fue una sorpresa escalofriante cuando llegué a las inmediaciones del río y me topé con un escuadrón de la policía montada, integrado por tipos sumamente negros, con pelos negros, con uniformes negros y con los caballos relucientes; un espectáculo digno de Violeta Parra.

“Del otro lado del río, en el límite de Avellaneda, la muchedumbre peronista gritando que levantaran los puentes, componía un cuadro formidable. Hacia el mediodía se produjo un hecho inesperado y extraordinario que, tal vez, ni el mismo Perón conozca: esa muchedumbre, cansada de esperar, se tiró al riacho para cruzarlo a nado. Yo buscaba desesperadamente la cara del oficial que comandaba el pelotón porque, según informes, la policía debía estar al lado del pueblo; pero no pude ubicarlo. De repente, este hombre desenfundó el sable y gritó ‘¡Viva Perón!’; luego el escuadrón hizo lo mismo y sus hombres gritaron: ‘¡Viva Perón!’ Agregó el jefe del pelotón: ‘Bajen el puente para que pase el pueblo’. Así pasó la gente, y la policía del general Velazco entró en la ciudad escoltando a la masa peronista de Avellaneda y Berisso.

“Después me integré a la muchedumbre que avanzaba por la ciudad y, ya cerca del centro, entré en una librería abierta para comprar tizas. Entregué centenares de tizas al pueblo y empezamos a dar consignas que se escribían por todos lados. De pronto alguien dibujaba una caricatura de Perón y era tal la mística que ya no se pisaba ese pedazo de calle. ‘Por aquí pasó el pueblo’, se escribía, y no se rompió un vidrio; pedían permiso a los automovilistas para escribir el nombre de Perón en los cristales de los coches; los conductores accedían y se quedaban aplaudiendo. No hubo un solo acto de violencia. Se nos dijo que lo llevarían a un hospital militar y hacia allí nos dirigimos, pero a las tres de la tarde nos trasladamos a Plaza de Mayo. A las seis de la tarde la concentración era imponente. Al caer la noche empezaron a confeccionarse antorchas y, no puedo precisar la hora, hacia las siete u ocho apareció en el balcón de la Casa de Gobierno. Así volvió él al poder y yo a mi casa.”

Día de la Diversidad Cultural Americana

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Anteriormente conocido  como  “Día de  la Raza”, el 12 de octubre del año 1492 es reconocido históricamente como el “descubrimiento de América” por parte del navegante Cristóbal Colón. En ese momento crucial comenzó a ser intenso el intercambio entre dos mundos que tenían economías, religiones, idiosincrasias  y culturas muy diferentes.

Fue, sin dudas, el Encuentro de dos Mundos muy distintos, y derivó en  un período de enormes cambios, que transformaron todas las vidas humanas, tanto en América como en Europa. Los tiempos posteriores a esa fecha produjeron cambios definitivos que  modificaron la economía mundial de la época y generaron cambios paradigmáticos para la posteridad.

Se puede decir que fue un choque brutal en el que nuestra condición humana mostró sus cualidades más extremas, buenas y malas, como ocurrió tantas veces en nuestra existencia en la tierra. Muchos habitantes de esta querida América estamos aquí y ahora como consecuencia de ese histórico día. Y todavía podemos ver y debemos reconocer en nuestras naciones  esta verdad: no hemos superado las consecuencias más negativas de aquel proceso.

Hoy gran cantidad de nuestros Pueblos Originarios, los que han logrado perdurar, siguen padeciendo carencias y hasta despojos en su condición de seres humanos.

En Argentina hoy es un día para reflexionar acerca de qué significa el respeto al otro, al diferente,  único y especial, “ser humano” merecedor de todos los derechos que reclamamos y defendemos para nosotros mismos y para nuestros hijos.

Nuestra Constitución Nacional garantiza esos derechos con fuerza de ley en varios de sus artículos:

  • Artículo 16º.- La Nación Argentina no admite prerrogativas de sangre, ni de nacimiento: no hay en ella fueros personales ni títulos de nobleza. Todos sus habitantes son iguales ante la ley, y admisibles en los empleos sin otra condición que la idoneidad. La igualdad es la base del impuesto y de las cargas públicas.
  • Artículo 33º.- Las declaraciones, derechos y garantías que enumera la Constitución, no serán entendidos como negación de otros derechos y garantías no enumerados; pero que nacen del principio de la soberanía del pueblo y de la forma republicana de gobierno
  • Artículo 37º.- Esta Constitución garantiza el pleno ejercicio de los derechos políticos, con arreglo al principio de la soberanía popular y de las leyes que se dicten en consecuencia. El sufragio es universal, igual, secreto y obligatorio.

    La igualdad real de oportunidades entre varones y mujeres para el acceso a cargos electivos y partidarios se garantizará por acciones positivas en la regulación de los partidos políticos y en el régimen electoral.

  • Artículo 75 - Inciso 22. Aprobar o desechar tratados concluidos con las demás naciones y con las organizaciones internacionales y los concordatos con la Santa Sede. Los tratados y concordatos tienen jerarquía superior a las leyes.

    La Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre; la Declaración Universal de Derechos Humanos; la Convención Americana sobre Derechos Humanos; el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales; el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y su Protocolo Facultativo; la Convención sobre la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio; la Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación Racial; la Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer; la Convención contra la Tortura y otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes; la Convención sobre los Derechos del Niño; en las condiciones de su vigencia, tienen jerarquía constitucional, no derogan artículo alguno de la primera parte de esta Constitución y deben entenderse complementarios de los derechos y garantías por ella reconocidos. Sólo podrán ser denunciados, en su caso, por el Poder Ejecutivo nacional, previa aprobación de las dos terceras partes de la totalidad de los miembros de cada Cámara.

    Los demás tratados y convenciones sobre derechos humanos, luego de ser aprobados por el Congreso, requerirán del voto de las dos terceras partes de la totalidad de los miembros de cada Cámara para gozar de la jerarquía constitucional.

Ojalá esta fecha nos brindara la posibilidad a todos nosotros para reflexionar acerca del respeto por el otro, sin distinguir razas, ni culturas, ni condición social, sino ÚNICAMENTE encontrarnos en nuestra condición de “seres humanos”.

Nacimiento de Juan Domingo Perón

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8 de octubre de 2016… un día como hoy en 1895 nació el General Juan Domingo Perón.

Nosotros, su pueblo, lo vivimos como si todavía estuviera entre nosotros, ya que para nuestros sentimientos siempre está presente en nuestra lucha.

Rescatamos aquí las propias palabras del General Perón acerca de sus primeros años, en una entrevista otorgada a la Revista Siete Días Ilustrados el 5/12/1967.

[…]”Pero como todas las cosas, mi vida ha tenido un principio. Ese principio ha sido mi madre. Ella descendía de españoles: Toledo Sosa. Eran argentinos de cuarta generación. Me contaba mi abuela —aún lo recuerdo vívidamente—, que cuando Lobos era apenas un fortín ellos ya estaban ahí. Cuando la vieja solía relatar que había sido cautiva de los indios, yo le preguntaba: —"Entonces, abuela ... ¿yo tengo sangre india?". Me gustaba la idea, ¿sabe? Y creo que en realidad tengo algo de sangre india ... Míreme: pómulos salientes, cabello abundante ... En fin, poseo el tipo indio.

Y me siento orgulloso de mi origen indio, porque yo creo que lo mejor del mundo está en los humildes. No creo en los evolucionados. El mundo tiene solamente hombres buenos y hombres malos. Son las únicas categorías que acepto. El hombre más evolucionado puede llegar a ser más perverso que el humilde, porque cuanto más inteligencia tiene el ser humano, cuantos más medios económicos y culturales disfruta ... más peligro puede traer a sus semejantes. Ahora bien, usted se preguntará acerca de mi padre. Mi padre no era humilde. Mi abuelo paterno era un médico de la oligarquía argentina, fue famoso. Diputado, Senador, Presidente del Consejo Nacional de Higiene, Practicante Mayor de Ejército del Paraguay... Fue un hombre de excelente posición económica ... Contrastaba con mi madre, cuya única fortuna consistía en su carnicería de Lobos. Mi abuelo fue respetable. Fue un estanciero, y mi padre también ... Le repito: para mí lo mejor que tienen los países son los pueblos. Todo lo demás, mi querida, se divide en dos categorías: buenos y malos.”[,,,]

Hoy recordamos el nacimiento de este hombre que con sencillez y amor rememoraba sus orígenes, a los que fue fiel durante toda su vida. Como él mismo expresaba, “para mí lo mejor que tienen los países son los pueblos.”

Su pueblo lo revive en cada recuerdo, su esencia siempre está presente en el sentir de quienes nunca renunciarán a la dignidad y los sueños por los que Perón luchó.