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Día de la Industria Nacional

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Se conmemora el Día el de la Industria recordando lo que fue la primera exportación a finales del siglo XVIII. En el marco de una economía de tipo mercantil, la región central del flamante Virreinato del Río de la Plata, había desarrollado una sostenida industria artesanal de hilados que permitió, producto de un excedente, la comercialización de los productos fuera de los límites políticos de entonces.
Fue en 1857 que un buque cargado con prendas de abrigo y sacos de harina que tendrían por destino localidades del Brasil colonial. Si bien el territorio de las actuales Santiago del Estero y Tucumán eran prósperas en la producción de lanares, la geografía no ayudaba para transportar sus derivados en cantidad con facilidad. Por esto, se debió poner en marcha una gran logística que fue comandada por el obispo Fray Francisco de Vitoria, quien había sido autorizado a navegar aguas coloniales por sus estrechas relaciones con hombres de negocio de época.
De Vitoria supervisó todo el cargamento para que el encargo llegara a buen puerto y el 2 de septiembre de 1587, la carabela San Antonio partió con rumbo al norte para completar el primer envió fuera de tierras argentas. Lo desagradable fue que al llegar las mercancías a destino, entre los sacos de harina se habían “infiltrado” barras de plata que eran de origen potosino y que estaba prohibido comercializar sin la anuncia de las autoridades españolas. La acción fue denunciada, posteriormente, por el gobernador Ramírez de Velazco que comandaba los destinos de la actual Tucumán.
A pesar de este hecho fundacional, el intercambio sostenido se dio muchos siglos más tarde pero se reconoce en este primer cargamento el germen de la industria argentina y es por ello que desde 1941 se celebra su día reivindicando a la producción y al trabajo como la base para el desarrollo de nuestra patria.
Como metalúrgicos levantamos las banderas de la industria, del trabajo junto al capital, y nos sumamos a la celebración.

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En la memoria metalúrgica de luchas, conquistas y pérdidas, la del compañero Felipe Vallese es una de las más caras al sentimiento de los obreros que construyeron nuestro movimiento. La vida de este joven trabajador de la industria que fue testigo del gran fenómeno peronista, es la de los idealistas que pusieron sus brazos y su corazón para las conquistas sociales.
Había nacido en los albores de los ´40 y sus primeros años los pasó en la zona norte del Gran Buenos donde las fábricas y las industrias crecían a un ritmo sostenido dando impulso a los barrios de obreros. Su adolescencia fue atravesada por el Bombardeo a Plaza en el año 1955 y la defensa del Movimiento Justicialista se constituyó en su bandera.
Su ingreso como operario en TEA le permitió ejercer el derecho sindical y ser electo para representar a sus compañeros convirtiéndose en un referente de nuestra UOM y de la JP.
Por hechos que nunca llegaron a esclarecerse, fue detenido clandestinamente y acusado de un crimen que sólo el sinsentido y la persecución política podían sostener. Sin derecho a la legítima defensa, fue torturado y su cuerpo desaparecido. Las autoridades negaron cualquier relación con su desaparición forzada y hasta la fecha nadie ha pagado por este infame crimen. Era 23 de agosto de 1962 y Felipe Vallese, que tenía 22 años tan solo, había sido víctima del abuso de las fuerzas de seguridad.
Recordamos hoy a nuestro compañero Felipe Vallese, quien fuera un militante de la vida y de los trabajadores para mantener vivos sus ideales.

Renunciamiento de Eva Perón

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“Renuncio a los honores más no a la lucha”. Ese pasaje del discurso que Evita daba la tarde del 22 de agosto de 1951 en el convocado Cabildo Abierto Peronista fue lo bastante claro para comprender que el deseo de esa multitud, dos millones de personas en la Plaza de Mayo, se diluía. La tan esperada confirmación de la fórmula Perón-Perón se quebraba. Las presiones del frente interno habían ganado.
Eva Duarte era una verdadera revolución desde la asunción de su marido, cinco años antes. Impulsora de mejoras sociales y políticas, su presencia como mujer había ganado relevancia hasta alcanzar su pico máximo con la sanción del Voto Femenino que daba vida y participación activa a las mujeres en la vida política e institucional.
Así, crecía en el pueblo la necesidad de que Eva participara de manera activa en las decisiones del Ejecutivo y que acompañara a su marido en las elecciones de 1952. José Espejo, secretario general de la Confederación general del Trabajo, fue quien motorizó la idea y organizó el acto multitudinario. Era sabido que la movilización sería sin precedentes siendo los trabajadores el sector más identificado con el movimiento justicialista.
Esa jornada, y ante la gran expectativa, Eva intentó diferir su decisión pero era un hecho que su pueblo no se retiraría sin una respuesta. Su llanto en el hombro de Perón echó por tierra las ilusiones y la confirmación, días después, en su discurso radial sepultó para siempre la ilusión de verla en un puesto de poder elegida por sus “descamisados”.
Al tiempo, las noticias no hicieron más que agravar la pena al saberla enferma de gravedad. Su cuerpo cada vez más frágil se ataba a su espíritu para no abandonar esa lucha a la que se había jurado servir.
Hoy rememoramos ese día haciendo que el retrato de Evita y su fortaleza, lealtad y coraje, nos sigan guiando en la defensa del pueblo trabajador con su voz como bandera.

Fallecimiento del General José de San Martín

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Con la muerte de José De San Martín, de ella hacen hoy 171 años, se recupera la figura de un hombre íntegro y leal que fue un gran hacedor tomando en sus manos las acciones precisas para las independencias de Argentina, Chile y el Perú.
Se le reconoce la valentía y, también, el carácter práctico para desarrollar en el campo de batalla estrategias de combate efectivas producto de su experiencia como soldado de las tropas españolas contra las invasiones napoleónicas a principios del Siglo XVIII.
La noticia del fallecimiento de nuestro libertador había llegado días después de sucedida y la lejanía la hacía más penosa. Habiéndose instalado por propia decisión en las afueras de París, San Martín seguía siendo un referente político y militar. Las continuas visitas que recibía de autoridades y referentes argentinos para aconsejarlos se demuestran en correspondencias que se conservan hasta hoy.
Siendo un hombre austero, nunca espero y hasta rechazó honores por su servicio y supo que su trabajo había concluido cuando comenzó a notar que sus propios compatriotas se disputan la gloria y el poder en guerras civiles.
La mejor manera de honrar su memoria es nunca renunciar a la libertad, a soberanía nacional y a defender los intereses de la patria ante cualquier invasor porque él y la sangre de nuestros soldados a su mando así lo hubieran querido.